Fundación Voy Cada Vez Mejor

Carta de un huérfano de la guerra

Hace unos días atrás mataron a mi mamá y a mi papá.

Resulta que unos señores se enojaron con otros señores y entonces unos comenzaron a tirar bombas en las ciudades de unos y otros, y una de esas bombas cayó en mi casa y mató a mi mamita, a mi papito y a mis hermanitos, yo quedé herido pero unos médicos y enfermeras muy buenos me curaron y me salvé.

Mi mamita y Mi papito no tenían la culpa de que estos señores se enojaran porque ni siquiera los conocían, así que no sé por qué los mataron, y ahora yo estoy solo en la ciudad pidiendo que alguien me dé de comer porque en casa no quedó nada, y yo soy muy chiquito, tengo solo 6 años y no tengo con quien jugar ni quien me de un beso.

Soy muy chiquito y no entiendo para qué mataron a mi mamita y a mi papito que eran tan buenos y me querían mucho.

¿Si Ud. Trabaja en una de esas fábricas que hacen bombas y armas, se imagina que algunos de sus hijos o nietos con 4, 5 ó 6 años de edad tuvieran que andar por la ciudad teniendo que pedir comida porque están con hambre y buscando donde pasar la noche, en medio de una ciudad casi destruida por las bombas?

¿Qué pensaría de esos otros hombres que en otros lugares construyeron esas bombas y armas?

¿Si a esos hombres ni siquiera los conoces y nunca les has hecho ningún daño?

Hay miles de trabajos, si a eso se le puede llamar trabajo, donde pueden ganar mucho más dinero y más satisfacciones, como ser fábricas de tractores, de alimentos, etc.

El otro día (ya hacía varios días que no se sentían las explosiones de las bombas ni el ruido de las ametralladoras) yo estaba sentado en la vereda, como estaba llorando se acercó una señora y me preguntó que me pasaba, le conté que había caído una bomba en mi casa y que mi mamita y mi papito también habían muerto, y que yo me había quedado huérfano y muy solo. Esta señora me dijo que me quedara tranquilo porque hay un Ser muy poderoso que tiene un magnífico castillo en el cielo, y que este Ser es el Sr. Dios, su castillo es un lugar con mucha luz y que ella estaba segura que Dios los había llevado a su castillo porque Él irradia amor y bondad para todo el universo, y que en ese castillo también hay unos seres que se llaman Ángeles que son muy luminosos. El Sr. Dios elige uno de esos ángeles y le da extraordinarios poderes cuando nace un bebé y determina que ese será el ángel de la Guarda de ese niño por toda la vida.

Mi Ángel de la Guarda frecuentemente me habla y me da consejos, pero lo que no entiendo es cómo él sabe lo que yo pienso y luego me contesta.

El otro día ya era muy tarde y pensé cómo probarlo. Le dije a mi ángel: “Estoy con mucha hambre, si eres todo poderoso consígueme un plato de comida calentita y sabrosa”. Entonces escuché dentro de mi cabeza que decía: “Cuando llegues a la esquina dobla a la izquierda y estate atento a lo que pasa a tu alrededor”.

Llegué a la esquina, doblé a la izquierda y por la calle detrás de mí aparece un auto. El Sr. que estaba manejando me preguntó a dónde iba, a lo que le contesté: “No voy a ningún lado, estoy buscando dónde comer porque desde esta mañana estoy caminando y no comí nada”.

El Sr. abrió la puerta trasera de su auto y me dijo que subiera. Me preguntó, mientras seguía manejando, por qué andaba solo vagando por la ciudad, y yo le conté que una bomba había caído sobre mi casa y había matado a mi mamita, a mi papito y a mis hermanitos.

Siguió manejando hasta que paró frente a una casa, abrió la puerta del auto y me pidió que bajara. Abrió la puerta de entrada de la casa y me hizo entrar. Conversó con su esposa contándole mi historia y la Sra. preparó un delicioso plato de comida, lo puso sobre la mesa y me dijo que comiera pero que tuviera cuidado porque estaba muy caliente.

Cuando terminé de comer, la Sra. me llevó a otra habitación donde había una cama y me dijo que me acostara. Así lo hice, luego me tapó con las cobijas y me dio un beso en la frente como me besaba mi mamita.

Apagó la luz y me dijo que me durmiera, que al día siguiente me despertaría. Al ratito se volvió a iluminar la habitación, pero no habían prendido la luz, mi Ángel de la Guarda estaba al lado de la cama e iluminaba todo con su brillo. Le dije que estaba muy agradecido por el delicioso plato de comida que me había conseguido… ahí me quedé dormido y dormí toda la noche…

Al día siguiente el Sr. del auto me despertó con un beso en la frente al igual que lo hacía mi papito. Me contó que en medio de un ataque, los soldados dispararon sus armas y una bala mató a su hijo de 10 años que estaba jugando en la vereda. Cuando me lo contaba lloraba y sus manos se crispaban de rabia. Gritaba: “¿Por qué tuvieron que matar a mi hijo que era tan bueno y no le había hecho mal a nadie?”

Entonces le pregunté a mi ángel: ¿Qué pasó con ese chico, no tenía ángel de la guarda o estaba distraído?

Me respondió que ni una cosa ni la otra, que él tenía su ángel de la guarda y no estaba distraído, lo que pasó fue que el ángel tenía que volver al palacio de Dios y para no tener que dejarlo desamparado lo mejor era llevárselo con él donde no habría sufrimiento ni dolor. Sólo hay amor y bondad.

¿No te parece que si no hay armas y sólo hay bondad, los hombres no se enojarían entre sí podrían vivir en paz y los chicos crecer con salud y alegría, para luego ser hombres y mujeres que vivieran también en paz?

Si tú hablas y escribes en otro idioma te solicito que traduzcas esta carta y la envíes a aquellas personas que hablan ese idioma. También envía esta carta en español a todos tus amigos.

Si no hay más guerras no habrá más huérfanos de la guerra. Pues tú no sabes si tus hijos/hijas o nietos, dentro de algunos meses o días tendrán que dormir rodeados de ratas y cucarachas. Junto a perros y gatos vagabundos y pulguientos en medio de una ciudad casi destruida por la guerra. Recuerda: tus hijos o nietos no se merecen ser huérfanos de la guerra.

Me despido de ti dejando en tu mejilla un gran beso y recibiendo de ti un beso en mi frente.

Un huérfano de la guerra de 6 años

Este texto lo he recibido como un sueño durante una meditación, y te lo envío para que lo re-trasmitas a familiares y amigos como aporte para la Paz en el Mundo.
Humberto Pedraza Álvarez
humberto@fundcvmejor.com.ar